Antiguamente, los mercados eran lugares en donde concurrían personas a buscar cosas o servicios que necesitaban, y además a ofrecer aquello que no les hacía falta o intercambiarlo por algo que necesitaban más. Grandes mercados estaban sitiados en lugares como Marsella para el lado del Mediterráneo, Naucratis en Egipto, Venecia y Génova de la Italia medieval, etc.
En el fondo, como vemos, hasta ahora existe ese “tire y jale”, llamado Oferta y Demanda. Ok. Hasta aquí todo bien, e inclusive igual. La necesidad de intercambiar un bien por otro es la esencia del mercado. Sin embargo, existían otroa factores que convergían en ese momento: Saber qué estoy comprando/vendiendo, a quién estoy intercambiando mi producto, en dónde y qué jurisdicción tiene el lugar que realizo estas operaciones, etc. Aspectos “palpables” si quieres llamarlo de algún modo; pero entonces ¿qué ha cambiado en estos años? ¿qué lo hace distinto a otras épocas?
Pues, hoy en día vivimos una época de abstracción de las cosas. Compramos cosas que no vemos, olemos ni sentimos. Más aún, compramos en lugares que no están establecidos en un emporio comercial. Entonces la forma cómo concebimos ese mercado –sitio- al que vamos los domingos tiende ha cambiar para siempre. Estamos yendo más allá del producto palpable.
Esta abstracción hace que el mercado se sostenga sobre sus dos pilares fundamentales: Oferta y Demanda, hoy más que nunca. Y sobre ello construye sus relaciones, obligados y empujados a la confianza segura, hacia un “supuesto” vendedor y/o comprador. El uso intensivo de internet y el comercio en constante crecimiento a nivel global, vienen transformando la manera cómo nos desenvolvemos en las transacciones comerciales.
Además de ello, vivimos en una época de “fidelización”. Las grandes empresas ya no luchan porque se compren sus productos, sino de convencer al cliente que compren y participen de todo el “ecosistema” al que pertenecen sus productos. Y por ecosistema entendemos aquí aquellos factores (tienda online, software, dispositivos, etc.) que hacen posible un uso constante y variable de ellos. Por ejemplo, un smartphone puede funcionar correctamente, si embargo existe una tienda online en la que se puede adquirir aplicaciones, existe un servicio de almacenamiento online para guardar documentos, fotos, videos; además existen software que pueden instalarse en las Pc, laptop, que permiten sincronizar los correos y aplicaciones del smartphone.
Esta conducta del ofertante, se debe principalmente a:
- Posee la capacidad de tecnológica para integrar este tipo de factores (Walkman + internet + agenda = iPod).
- Existe las condiciones para crear dicha oferta (constante uso de procesadores de texto: se crea un procesador de texto online).
- Proyectar el producto a un mercado de masas, permite la reducción del precio.
- El desarrollo tecnológico es geométrico.
- Existe mucha expectativa sobre los productos por parte de cliente.
- Hay expectativas sobre el precio del producto.
Es importante resaltar en estos nuevos comportamientos la participación de los precios finales para la adquisición de estos productos: accesible para todos.
El sistema de precios coordina las decisiones económicas permitiendo que los dueños de los recursos intercambien con mayor libertad, que compren y vendan a su vez según los precios que emergen en los distintos mercados.
- A. Smith
Para entender con mayor cabalidad esto último debemos tener en cuenta que existen distintos precios en el mercado y según estos, se determina el comportamiento:
- Los precios absolutos son aquellos valores del bien o servicio, expresado en unidades monetarias. Cuánto se paga por un producto en cualquier momento.
- Los precios relativos nos indican el valor de un producto comparado con otros.
- Precio de equilibrio es que deja “satisfecho” tanto al vendedor como al comprador.
Entonces podemos agregar también que el índice de precios al por mayor permite que las materias primas y los intermedios reduzcan sus costos, dejando que los productos acabados puedan venderse más baratos en las tiendas. Los indicadores del precio de al por mayor determinan la inflación de los costos y nos deja predecir las futuras variaciones en el índice de precios de consumo.
Finalmente, podemos confirmar que existen otros factores, además del precio y el lugar del comercio, que determinan el mercado; factores como un canal de venta, una fijación del precio respecto al resto del mundo, establecimiento de una cartera de clientes que están integrados al ecosistema, país o región de donde proviene lo que estoy comprando, la competencia global por los precios, etc. Factores no limitados por el espacio, sino por la capacidad adquisitiva de quien lo necesita.