sábado, 19 de enero de 2013

Empresa: Breeve reflexión sobre el #SocialMedia en el Perú

Hace algún tiempo, asistí a una conferencia en donde el expositor hablaba acerca de las propiedades, y contaba que para nosotros determinar un espacio que es “nuestro”, basta muchas veces con saber dónde está y qué límites tiene. Sin embargo, qué pasa cuando estas propiedades se encuentran en zonas alejadas y aún no determinadas por espacios o referencias. Cómo utilizamos nuestras nociones para poder comprender dicho derecho sobre el espacio.
   
¿Lo mismo podemos entender con la relación Estado - Internet?
Internet, como sabemos es un espacio muy amplio. Donde todos nos encontramos.  Donde las fronteras prácticamente desaparecen. Nos vemos envueltos de páginas con contenidos en distintos idiomas, los derechos de propiedad vienen y van en interminables “Términos de Servicios” de los que nadie quiere leer -ni saber-. Aceptarlos, sin saber el porqué, se ha convertido en una de las grandes tendencias del siglo XXI.
Los Estados marcan sus fronteras a través de acuerdos internaciones, y los materializan en hitos -pedazos de cemento en las fronteras a manera de referencias-. Pero qué pasa con el Internet. Este espacio que se encuentra en todos lados. Para un especialista del Derecho puede que sea una tarea aún complicada de entender, pero qué sucede con un no entendido de este tipo de tratados.
A quién o qué se acude cuando los Derechos personales han sido vulnerados. Nos encontramos en una posición de vulnerabilidad de la que no somos conscientes hasta que nos vemos envueltos en engorrosos conflictos cibernéticos.
Vemos hoy en día que no sólo se trata de un Derecho Constitucional como la Dignidad de la persona, o del Derecho a su libertad de expresión; sino que abarca temas más explícitos, si se quiere entender así, como temas de Derecho laboral, incluso temas de Derecho comercial e internacional. “Atacar” una página web del Poder Judicial, o cambiar la información en ella, no significa mayor problema al día de hoy. Lo vimos cuando MegaUpload cayó. Las redes sociales, y especialmente Twitter, ardió tal guerra cibernética. Incluso se admitió en algunas ocasiones que se estaba produciendo una suerte de Guerra Mundial Cibernética.
El Perú, es aún un país ajeno a tales grandes impactos cibernautas. Sin embargo, ello no significa que sea inmune. Nuestra falta de inversión en temas de tecnología, nuestra falta de conocimiento acerca de sus ventajas, nuestra falta de difusión sobre su “buen uso”, entre otras muchísimas cosas; nos convierte en una sociedad que recién empieza su crecimiento. Somos una sociedad novata por obligación. Obligados por nosotros mismos.
Facebook no se conoce más que como una forma de intercambiar información con la familia, como un medio de cotilleo, chisme. Lo cual es lógico, nos hacemos llevar por el morbo y el sensacionalismo, como la televisión nacional. Muchos amigos comunicadores, se cansan de tildarla de “Tv basura”. Pero es lo que más vende, terminan siempre concluyendo.
Muchos desconocen el uso académico que bien podría cumplir Facebook, Twitter, Google+, etc.; o sobre las enormes ventajas académicas que significa mantener un Blog. La gran vitrina comercial que la herramienta del social media se ha convertido hoy en día.
El Perú podría bien encontrar en todas estas “desventajas”, una gran oportunidad. La gran oportunidad de explorar, de aprender, y de expandir una nueva versión sobre su uso. No tenemos que ser igual a nadie, basta con hacer lo que a nosotros nos sirve para crecer como país, como personas.








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