miércoles, 29 de octubre de 2014

La determinación del valor de los daños y perjuicios

Para determinar el Valor que nos ocasiona los daños y perjuicios ante un incumplimiento, podremos recurrir a tres formas:



1. Las partes que intervienen en el negocio, la determinan a priori. Es decir, la determinan sin conocer el resultado. Esta es la forma convencional. Es una ventaja para las partes ya que, para demandar su exigibilidad  no es necesario probar daños y perjuicios.  

Además, se pudo haber establecido que se cubra los daños por caso fortuito o fuerza mayor. Los cuales, dentro de lo normal, ocasionan la irresponsabilidad del deudor. Sin embargo, recae la prueba por parte del deudor en mostrar estos acontecimientos ante un eventual abandono por estos hechos.

El único peligro o riesgo que corre el acreedor es que el juez decida reducir la pena o cuantía, pero no desaparecerla del todo.

2. La ley hace la evaluación. Las obligaciones de pagar suma de dinero, los daños que cause la demora se reparan con los intereses estipulados; y, en su defecto, con el interés legal del dinero, por todo el tiempo que demore su entrega. A no ser que las partes hayan pactado otra cosa.

Debemos tener en cuenta que en este supuesto sólo se trata de indemnización por daños y perjuicios moratorios. No hay compensatorio, que es la que corresponde a la inejecución o no realización de la prestación o de la obligación, porque toda indemnización se resuelve en el pago de una suma de dinero.

Por lo tanto no podemos hablar de de inejecución absoluta o total, de obligaciones de dar suma de dinero.

3. Si la valuación de los daños no lo hubieren hecho las partes, lo hará el juez. A través de una Sentencia Ejecutoria se determinará el importe de los daños y perjuicios.

Entonces tenemos tres (03) formas de avalúo: el convencional, legal y el judicial.

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@diegoganoza


miércoles, 22 de octubre de 2014

Rentabilizar hoy

Generar un negocio, hoy en día, es tan simple como querer respirar. Tal vez, el tema pueda complicarse al plantearse qué podemos hacer para lograr su éxito, el querer hacerlo: rentabilidad creciente y sostenida. 

Debemos partir asumiendo que se ha logrado identificar un mercado óptimo, en donde existe una necesidad de un determinado público y no posee o escasea el acceso al producto o servicio que los satisfaga. Esta necesidad sumada con nuestra forma particular de hacer las cosas, nuestro talento, concebirán el paso inicial para lograr el impacto que deseamos. 

Hoy en día existen dos espacios en los cuales es posible comenzar. Uno más abierto que el otro. Como sabemos, es el internet y el mundo real, el de a pie. Una vez que tengamos la idea del negocio que deseamos rentabilizar, debemos identificar el canal por el cual se nos hará más eficiente dar a conocerlo. Y decidir el mejor dependerá de las herramientas que tengamos a la mano en su momento: contactos, accesibilidad a la información, capital inicial, etc. 

Luego de saber qué canal nos conviene, debemos dar a conocerlo. Para dar a conocer algo, debemos recurrir a nuestro instinto. Cuando deseamos conocer a una persona que nos atrae como pareja, lo primero que buscamos es estudiar su entorno: saber si existe algún amigo o amiga en común, entender su comportamiento, y demás con esta primera información nos atrevemos a trazar nuestra estrategia. 

Lo mismo pasa con nuestro negocio: debemos comentarlo entre nuestros amigos, ver quiénes ya lo hacen, y además saber hacia dónde se dirige el mercado que estoy dispuesto a incurrir. Esto es mejor conocido como los factores externos e internos. Pero mantengámoslo simple. 

Si llegados hasta este momento publicitario, nos va bien, es decir, que hay aceptación de lo que ofrecemos; entonces estamos preparados para comenzar a profundizar en la etapa comercialización: salir de la esfera amical e incursionar en nuevos territorios. Porque de lo contrario, si no ocurre nada con lo ofrecido, debemos seguir y enfocar nuestras energías a otras cosas. Tengamos siempre en cuenta que más importante que el dinero, es el tiempo que tomamos para generarlo. 

 DO IT NOW. SOMETIMES “LATER” BECOMES “NEVER”. 

Comercializar implica muchas cosas, dentro de las cuales podemos comenzar con un proceso llamado fidelización. Está comprobado que quienes son fanáticos de nuestros productos o de lo que hacemos, son quienes mayor impacto lograrán en nuestras ventas. Captar un grupo de fanáticos no debe ser complicado; nos deberemos enfocar en lo que más les gusta y ofrecerles una serie de facilidades para la obtención de lo que hacemos: ofertas, campañas, trato especial, etc.

Además comercializar, implica negociar, y negociar es el inicio de las buenas relaciones. Desde pequeños aprendemos a negociar inconscientemente. De niños, por instinto, nacemos sabiendo que para alimentarnos debemos hacer ruido: llorar. Una vez que nos dan de comer, sólo entonces dejamos de llorar. Es una base de la negociación: algo a cambio de algo, de igual o parecido valor para las partes implicadas. Sin embargo, negociar no significa llegar a un acuerdo; el concepto va más allá y hoy vincula además la idea de permanencia. 

Y configurando esta permanencia, se nos dará paso a la tranquilidad, la que abrirá nuestras mentes para nuevas ideas de comercialización; y además permitirá enfocarnos en innovar la forma cómo hacemos las cosas. La seguridad en los negocios, como en los aspectos de la vida personal, son muy importantes para permitirnos desarrollar una proyección a futuro que sirva de pista de despegue a las siguientes ideas de negocio. 

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Maira Gall